Al cumplirse un nuevo aniversario del fallecimiento de Eva Perón, la Abanderada de los humildes hoy es recordada por todos los argentinos y especialmente por las mujeres porque les dio el voto, la dignidad de un trabajo y la voz para ser oídas. Eva Perón nació en la ciudad bonaerense de Los Toldos el 7 de mayo de 1919 y falleció en Buenos Aires un 26 de julio de 1952.
“Entonces, como en los albores de nuestra independencia política, la mujer Argentina tenía que jugar su papel en la lucha. Hemos roto los viejos prejuicios de la oligarquía. Hemos llegado repito, al objetivo que nos habíamos trazado (...). El camino ha sido largo y penoso. Pero para gloria de la mujer, reivindicadora infatigable de sus derechos esenciales, los obstáculos opuestos no la arredraron. Por el contrario, le sirvieron de estímulo y acicate para proseguir la lucha. A medida que se multiplicaban esos obstáculos, se acentuaba nuestro entusiasmo. Cuando más crecían, más y más se agigantaba nuestra voluntad de vencer.” Eva Perón al anunciar la ley del Voto Femenino el 23 de septiembre de 1947
“Dejé a un lado mis sueños para vigilar los sueños de otros, agoté mis fuerzas físicas para reanimar las fuerzas de mi hermano derrotado. Mi alma lo sabe, mi cuerpo lo ha sentido. Ahora pongo mi alma al lado del alma de mi pueblo. Les ofrezco todas mis energías para que mi cuerpo pueda ser un puente tendido hacia la felicidad de todos. Pasen por él... hacia el supremo destino de la nueva patria. Me daré toda”. Evita, Discursos, 1949.
”Comprendí en mi labor diaria que era urgente hacer algo por los hombres y mujeres que habían trabajado demasiado en la vida. Los veía doblados por los años, llegar hasta mí, cansados de llamar a las puertas de la indiferencia”. Evita, 24 de febrero de 1950
”...Y él era y es el cóndor gigante que vuela alto y seguro entre las cumbres y cerca de Dios. Si no fuese por él que descendió hasta mí y me enseñó a volar de otra manera, yo no hubiese podido contemplar jamás la maravillosa y magnífica inmensidad de mi pueblo”. Evita, La razón de mi vida