Hoy 17 de octubre, se conmemora el 64° aniversario del hecho que dio origen al peronismo, la fuerza política más importante en la Argentina desde entonces hasta hoy.Perón, su fundador, le da origen al peronismo o justicialismo, cuya importancia política y social, significó en los años cuarenta una transformación sin precedentes, al incorporar al sector obrero a la participación tanto política como social.
El pragmatismo y la ambición de poder del líder, dio a su movimiento una característica, por la cual la voluntad en la búsqueda del poder es esencial, lo que hoy subsiste en sus seguidores.
En el terreno ideológico, Perón y el peronismo han dado lugar a interpretaciones encontradas, que van desde asimilarlo a un proceso de cambio desde la izquierda, hasta las que trataron de ubicarlo como un fenómeno neofascista.
La verdad es que Perón, durante su trayectoria como líder político entre 1945 y 1974, se movió desde la izquierda a la derecha de acuerdo con las conveniencias, circunstancias y oportunidades.
Sociológicamente, tuvo algo de la típica viveza criolla. Frases como "hay que poner el guiño a la izquierda y doblar a la derecha" evidenciaban ese pragmatismo de raíz maquiavélica, pero también expresaban esa característica del Viejo Vizcacha del Martín Fierro , la obra literaria nacional que enseñaba a sobrevivir con picardía, resignación y cinismo.
También dividió a la sociedad en dos bandos irreconciliables, con un fuerte contenido de confrontación social. Los sectores populares tuvieron una adhesión generosa e irrestricta hacia el líder, mientras que las clases medias y altas lo rechazaron con el mismo fervor que sus seguidores lo defendían y exaltaban. Pero el Perón de la tercera presidencia (1973-1974) corrigió esta situación y el peronismo de hoy, sin perder su hegemonía en los sectores populares, se suele articular también como un fuerza policlasista, que de acuerdo a las circunstancias puede encontrar más puntos de contacto con la democracia cristiana que con la socialdemocracia.
El origen militar de Perón, también influyó en su personalidad y generó una inteligente adecuación de la estrategia militar al campo de la política. Era así como la juventud peronista a comienzos de los años setenta, articulaba toda su doctrina de acción con manuales de conducción que eran copiados de los militares.
Desde esta perspectiva, Perón fue una suerte de combinación de Maquiavelo y Clausewitz. También, como su origen familiar era europeo por el padre e indígena por la madre y ello permitía comprender acabadamente la compleja idiosincrasia argentina.
Para los sectores populares, encarnó como ninguna otra figura en la historia argentina, el valor de la justicia social. Pero la ética y la legalidad, no fueron las prioridades que caracterizaron al peronismo, conmovido siempre por la vorágine de la acción.
La subordinación de la ética por la eficacia, fue una característica de Perón que hoy parece subsistir en muchos de quienes integran su partido.
Perón también expresa acabadamente la complejidad y la contradicción de la Argentina. Que el líder popular más importante de la historia, haya sido un militar que se proyecta al plano político nacional en los años cuarenta, desde un gobierno de facto, no deja de evidenciar la insuficiencia de explicar la continua crisis política argentina entre 1930 y 1983, en función de un sistemático conflicto entre militares y civiles, entre golpes y gobiernos democráticos.
La realidad es que a lo largo de las tres décadas de liderazgo político, el fundador del peronismo, asumió todas estas posiciones contradictorias, a veces sucesivamente y otras simultáneamente.
Sesenta y cuatro años después del surgimiento del peronismo y a 35 de la muerte de su fundador, el peronismo sigue teniendo el pragmatismo que caracterizó a su líder.
En los años noventa, en el apogeo del neoliberalismo tras el derrumbe del muro y el estrepitoso fracaso del comunismo, el peronismo con Menem llevó adelante el proceso de privatización más amplio del mundo, en cuanto a porcentaje del PBI.
Una década más tarde, cuando América latina gira hacia el centroizquierda, el peronismo con Kirchner asume esta posición y se acerca a Chávez quien representa en la región el modelo mas acabado de rechazo hacia el pensamiento dominante en los años noventa.
El peronismo realiza este giro en bloque, sin que su ala derecha sea sustituida por la izquierda. Son los mismos gobernadores, intendentes y también legisladores, que apoyaban el neoliberalismo una década atrás y ahora lo rechazan.
La mayoría de ellos, cumplieron las mismas o similares funciones con Menem en los noventa, después con Duhalde a comienzos de esta década y después con Kirchner y su espora en la que está finalizando. En el futuro pueden estarlo con Carlos Reutemann,- quien hoy es el justicialista más votado para las presidenciales del 2011,- o con quien las circunstancias terminen imponiendo como nuevo Presidente de la Nación por el peronismo.
El mismo Kirchner, fue elegido tres veces gobernador en 1991, 1995 y 1999, llevando a Menem como candidato en su boleta en las dos primeras oportunidades y apoyando a Duhalde en la tercera.
Fuera del peronismo, estas actitudes tan cambiantes, serían cuestionadas y podrían generar costo político, pero dentro de él, son consideradas la esencia de la política, como ya lo enseñaba Perón seis décadas atrás, cando habiendo sido vicepresidente y ministro del gobierno de facto de la revolución del 43, después removió la Corte, acusándola de haber convalidado el gobierno del que él mismo había formado parte.
Pero este pragmatismo del peronismo, también a veces muestra sus virtudes en términos de gobernabilidad, como sucedió en la crisis de 2001 y 2002, al lograr reconstruir el poder político-institucional, en una emergencia sin precedentes.
Hoy el peronismo dividido en cuatro actos diferentes, conmemora su inicio, pero la experiencia muestra que finalmente la búsqueda del poder, termina uniéndolo cuando las circunstancias lo hacen conveniente.
